jueves, 27 de agosto de 2009

FUNCIONARIOS O COMO SER BORDE Y NO MORIR EN EL INTENTO

Hace dos días, pasando la tarde en casa de mi padre, mi hija pequeña nos dio un buen susto. Ella y mi sobrina Mara jugaban a lanzarse una araña de peluche, cuando algo que estaba encima de una cajonera alta, le llamo la atención. Al intentar cogerlo, le cayó encima un quemador de esencia apagado, pero eso no evitó que el aceite esencial que contenía, se le desparramase por la cara. Los gritos de Laura no se hicieron esperar. La pobre solo sabia gritar "quitame el fuego, quitame el fuego" en un intento de decirme que le "apagase" la sensación de quemazón que tenia en sus ojos. Le eché abundante agua en la cara, pero como insistía en que le seguía quemando me la llevé en volandas al centro de salud más cercano. Es el centro de salud al que nos derivan después de las 21h, hora en la que mi centro habitual deja de tener urgencias.

Pues bien, llego para allí con la lengua fuera, con un disgusto de aupa y con la niña llorando. En el mostrador había dos mujeres, una rubia y otra morena.
La rubia me pide la tarjeta sanitaria. Se la doy y ella se la pasa a la otra que es la que tiene el ordenador delante.
La rubia empieza con las preguntas: ¿centro de salud?. Le digo al que pertenezco. Y no había terminado de decirlo y la morena levanta la cabeza y me dice que mi centro también tiene urgencias a la vez que hace el ademán de devolverme la tarjeta.
La miro y le digo que este me queda más cerca y que es una "urgencia". Ella me dice que en mi centro la trataran mejor porque tienen nuestro expediente.
Le replico, bastante mosqueada, que para mirarle un ojo a la niña no hace falta saber nada más.
Y ella en un tono "borde" me dice que no podrán saber si tiene alergias. A lo que yo, bastante alterada ya, le digo que pa eso estoy yo, para decir lo que tiene o deja de tener mi hija, y que la van a atender sí o sí.
La rubia viendo que yo ya estaba fuera de mis casillas se interesó por lo que le había pasado a Laura, se apresuró a llamar el médico por teléfono y en un segundo me mandaron pasar.

Mientras todo esto sucedía, en la sala de espera había 2 o 3 personas y arrimadito al mostrador, un anciano esperaba su turno (o eso pensé yo) sentado en una silla de ruedas.
La doctora le limpio el ojo a Laura con suero, pero como ella seguía quejandose, hizo un amago de mirarle el ojo , pero decidió que como no se iba a dejar, lo mejor era llevarla al hospital para ahorrarnos el susto de que al día siguiente la niña se levantase con una inflamación de cornea. Me hizo un volante y cuando salí de la consulta, me esperaban mi cuñado (este me habia traido un bote con aceite del quemador, por si necesitaban imirar los ingredientes)y también a Remi, que se había acercado a traerme el móvil, porque con las prisas ni mi padre ni yo habíamos cogido nada. Cuando salimos, Remi me contó lo que había pasado mientras estuvimos dentro de la consulta.
Resulta que en un momento dado, la borde del mostrador, se dirigió al ancianito de la silla, y le dijo que el taxi ya estaba afuera esperando. El señor le dijo que caminando iba a tardar mucho en llegar al coche (supongo que porque no se encontraba bien, o porque tenia alguna dificultad para hacerlo) entonces la mujer torciendo el gesto, le dijo a un chico con rastas, que esperaba en la sala de espera, que si hacia el favor de salir afuera y pedirle al taxista que entrara. Que digo yo, que que menos que ella hubiese empujado la silla... pero no acaba aquí la cosa. Cuando entra el taxista, la mujer en el mismo tono borde, le dice que tiene que llevar a ese señor al centro de salud XXX (el mío) y que como el hombre venia sin cartera y sin dinero, que sólo tiene 4 euros que le ha dado otra compañera (imagino que la rubia), así que haber lo que hace. Como coletilla: que la silla de ruedas la deje fuera que lugo sale ella a buscarla (estaría bueno que encima la tuviese que volver a subir el taxista)
El taxista perplejo, le dice que la bajada de bandera ya son 3 euros y algo, pero que cuando el taxímetro llegue a 4 lo apaga y listo.
En estos casos, es cuando una se da cuenta de la poca humanidad que hay en el mundo. A ver, imagino que es que la tipa morena le dijo lo mismo que a mí, que no le atendían por no pertenecer a la zona (faltaban 2 horas para que sí, pero bueno...) . Como el buen hombre se quejaría de que no podía llegar hasta allí (está a 1 km + o -), pues le inquirió a que cogiera un taxi, y como tampoco llevaba dinero, pues "a escote" de la rubia le pagaron el taxi. Hay que ser mala persona, porque los médicos de ese centro nunca ponen "peros" en atender a nadie. La única pega la pone siempre la imbécil esta, que se cree la reina del centro de salud. Tendrá suerte y el anciano no tendrá familia, porque soy yo algo de ese señor, y vaya, no se libra de una reclamación y de una buena bronca.
Hace ya unos meses me había pasado algo parecido. Alicia se cayó en un parque y se sacó un dedo de sitio. Una señal en la zona infantil, advertía de que en caso de urgencia acudiéramos a ese centro de salud., y cuando lo hice, me empezó a decir que no era mi centro. Yo le decía que había una señal en el parque que decía lo contrario y la mujer venga erre que erre.

Esa vez recuerdo que le pregunte: ¿y que me estas diciendo que no la vais a atender???? y ella me contesto : "yo no soy nadie para decidir si la atendemos o no, eso es cosa del médico".
Una pena que ayer con los nervios no me acordase de recordarle que "ella no era nadie" simplemente la que coge el teléfono y apunta el nombre de los pacientes en una lista.
Seguro que habrá buenos profesionales en el sector del "mostrador administrativo" pero son pocos y hay que buscarlos con lupa . El resto de funcionarios... una vez que tienen el puesto asegurado, se vuelven unos amargaos, que parece que en vez de preguntarles algo estas matándolos.
Imagino que la visión de las cosas cambia según el lado del mostrador que ocupes, no dudo que habrá personas pesadas que pregunten lo impreguntable, que saquen de sus casillas al más calmado de los administrativos, pero no por ello, debemos pagar justos por pecadores.
Por cierto, lo de Laura al final no fué nada: un ojo un poco rojo, un chinchón en la frente (por el golpe del quemador) y un susto de aúpa :)

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MI VITRINA